sábado, 17 de abril de 2010

Un mundo de abundancia

Ya es posible un mundo de abundancia en el que el beneficio de uno no sea la ruina de nadie. No es un buen deseo sino que tiene su lógica. Obviamente, si el beneficio sólo fuera irrelevante, sí sería posible construir un mundo de abundancia.

Así mejor sería, ampliar el progreso para todos sin división alguna por raza, cultura, lugar y credo, en donde todo cuanto ha creado el hombre estaría a disposición de la humanidad, sin más restricción que la libre disponibilidad de los recursos, los medios y las personas, aunando el conocimiento fiable en bien del progreso para todos, en libertad de elección, preferencia y disponibilidad de cada cual.

Se requiere tener un poco de paciencia para que surja la teoría económica social fiable, justa y equitativa que nos permita progresar en equilibrio y abundancia entre todo el mundo, un grupo de líderes con la suficiente fuerza moral para llevar a buen fin la solución, aunado a la voluntad de la mayoría de los ciudadanos.

También tendremos los ciudadanos que agudizar el intelecto, atemperar las pasiones y ponernos manos a la obra con buen ánimo y confianza, a sabiendas, de que el progreso implica caducidad y renovación constante en el tiempo a medida que se va ampliando el conocimiento.


El problema actual es que el sistema económico está caducado y las normas del sistema productivo obsoleto, además de que hay que armonizar, paso a paso, las soluciones para resolver con justicia y fiabilidad los problemas actuales de todo el mundo. La deslocalización productiva, las diferencias de rentas, el aprovechamiento y reparto de los medios y recursos naturales y así todo lo demás en orden y prioridad que proceda, prevaleciendo el ser humano como lo esencial no es poco por hacer.

Hay que intentar recuperar el equilibrio, la armonía y el progreso evitando los traumas como la actualidad, con un nuevo modelo productivo y económico social que equipare en todo el mundo los salarios y reparta el trabajo mediante la reasignación de los medios productivos por localización y la asignación libre renovable de los medios dinerarios según criterios de población.

Si los ciudadanos no obtienen recursos dinerarios para consumir lo básico y esencial, independiente y al tiempo de producir, difícilmente se podrá seguir progresando. Se requiere ya mismo un nuevo modelo fiable de reparto productivo en armonía entre todos, medios productivos, el entorno y un sistema económico social fiable, justo y equitativo sin ventajas para nadie en donde la riqueza de unos no suponga la ruina de la mayoría.

Juan Bernardo montejb La comunidad El País

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