martes, 6 de noviembre de 2012

El Don de la Palabra

Todas las verdades son fáciles de entender, una vez descubiertas. El caso es descubrirlas. Galileo Galilei (1564 – 1642).

Uno de los problemas es, que el lenguaje ya sea hablado o escrito supone una grave limitación del pensamiento y de los acontecimientos que vuelan por la concurrencia de una serie de decisiones y acciones. Un problema adicional es que los interlocutores suelen ocultar la intención impidiendo ver la realidad y los futuros acontecimientos.

El conocimiento es grandioso, pero quienes lo tienen son humanos. Están interiorizados de servidumbres, prejuicios, ignorancia, emociones, egoísmo, avaricia y demás condicionantes, pudiendo defender a ultranza ideas que van contra la verdad.

Se dice que las creencias dependen del camino y secuencia de creencias, siendo la primera de ellas la que domina sobre el resto. Existen motivos para creer que por razones evolutivas, podemos haber sido programados para ser leales a las ideas en las que hemos invertido tiempo. Pensemos en las consecuencias que traería que un político fuese tan racional que, durante una campaña cambiara constantemente de partido por el hecho de que evidencias recientes así lo aconsejan.

Algunas investigaciones médicas aseguran que un comportamiento totalmente racional no es normal y puede estar relacionado con un mal funcionamiento de la amígdala, que por otra parte también se relaciona con personalidades psicópatas.

Hay quien dice que la ciencia no avanza hasta que un nuevo científico toma el relevo del anterior evadiendo sus prejuicios y resistencias a aceptar nuevos conocimientos. Así, el conocimiento y la ciencia avanzan de funeral en funeral.

El filósofo griego Pyrrho, quien abogaba por una vida de ecuanimidad e indiferencia, fue criticado por no mantener su compostura durante una circunstancia crítica. Su respuesta fue que le era difícil, a veces, librarse de su humanidad.

Alrededor del año 155 antes de Cristo, el filósofo griego Carneades visitó Roma con la misión de demostrar que la multa que Roma había impuesto a su pueblo era injusta. Representaba la Nueva Academia, que basaba su discurso en la argumentación y en el escepticismo ante los dogmas o certezas absolutas.

En su primer día, ante la audiencia romana, Carneades hechizó a los presentes por la solidez de sus argumentos en favor de la justicia, como la más alta de nuestras motivaciones. Pero no era esto exactamente lo que pretendía.

Al siguiente día, estableció la doctrina de la incertidumbre del conocimiento en la forma más convincente posible. ¿Cómo? Refutando, con argumentos igualmente sólidos, lo que había establecido el día anterior, convenciendo a la misma audiencia, justamente de lo contrario.

Carneades no fue el primer escéptico, ni el primero en enseñarnos la verdadera noción de probabilidad, pero este incidente permanece como el más impactante sobre generaciones de retóricos y pensadores. No fue meramente un escéptico, sino un dialéctico, siempre en contra de los dogmas y creencias absolutas.

El primer uso conocido del pensamiento probabilístico en la Historia se remonta a la Grecia del siglo sexto antes de Cristo, donde se empleaba en el marco legal. En el centro de este pensamiento estaba la noción de suceso más probable, que nos enseña a ver los eventos y sus diferentes probabilidades de ocurrencia.

Antes de que la cuenca del mediterráneo fuese dominada por el monoteísmo, con la creencia en una sola verdad, el escepticismo se había hecho común entre los más grandes pensadores. Cicerón, por ejemplo, prefería las probabilidades antes que alegar con certidumbre, pues, según algunos de sus críticos, esto le permitía contradecirse. Sin embargo, tuvieron que transcurrir doce siglos para que Occidente volviese a alcanzar un pensamiento crítico.

Curiosamente en la edad media, cuando el cristianismo y sus dogmas eran el pensamiento predominante, el mundo árabe albergó un gran número de pensadores críticos. Justamente lo contrario que en la actualidad.

Muchas personas tienen la capacidad de sentirse completamente libres de sus opiniones y venderlas sin el menor pestañeo, cuando solamente unas horas antes estaba defendiendo a capa y espada lo contrario. Para estas personas cada suceso o día es borrón y cuenta nueva.

Odiseo, el héroe homérico, tenía la reputación de usar la astucia para superar oponentes más fuertes, pero el uso más espectacular de esa astucia no fue contra un oponente más fuerte que el mismo, sino cuando al pasar por la isla de las sirenas, llenó de cera los oídos de los marineros y se ató a sí mismo al mástil, dando instrucciones a sus hombres que no lo liberasen hasta haber dejado la isla atrás.

Sin duda, nadie es lo suficientemente inteligente, ni lo suficientemente fuerte, como para luchar contra las emociones. Por ello es conveniente colocar cera en los propios oídos cuando las emociones puedan llegar a nublar la razón y hacer confundir el ruido con la señal.

Saber si algo concreto está sucediendo en el mundo es importante, pero no tanto como para perder de vista el entorno inmediato en el que vivimos.

La tecnología ha desarrollado métodos para eliminar ruido de todo tipo de señales. El método se basa en que cuando las variaciones en las amplitudes son pequeñas, éstas, muy probablemente, provienen del ruido. Lamentablemente los humanos no disponemos de esos filtros de ruido de forma natural. Si estamos escuchando una emisora de radio y ésta no se sintoniza bien, oiremos el ruido. Lo mismo ocurre con el ruido en un canal de TV mal sintonizado, el ruido de una llamada telefónica o los cambios en las cotizaciones de la bolsa. A priori nos parecerá significativo un cambio de unos pocos puntos. No sabremos si se trata de ruido o no. Si encima los interlocutores y los medios nos bombardean con multitud de información de causas y acontecimientos para ese cambio o suceso, estaremos convencidos de su significado real.

Según Philostratus: Los dioses perciben el futuro, la gente ordinaria el presente, pero el sabio percibe lo que está a punto de ocurrir.

Se podría también decir: El hombre sabio escucha el significado, el común sólo el ruido. Pero, ¿cómo explicar, con la menor cantidad de información posible, la diferencia entre ruido y significado, y mostrar por qué el intervalo de tiempo considerado es importante al juzgar un evento?

Trailer “El fuego y la palabra”  
SINOPSIS: Atractivo, oportunista, inmoral... Elmer Gantry (Burt Lancaster) es todo eso y más. Así que el día en que tropieza por casualidad con una reunión religiosa y se da cuenta que es tan fácil sacar dinero siendo predicador como ganarlo en una partida de cartas... se convierte a la religión Evangélica. Junto con la hermana Sharon Falconer (Jean Simmons), Elmer pronuncia unos estremecedores sermones sobre el demonio, que le llevarán a conseguir la fama y la fortuna. No todo será un camino de rosas, pues un periodista (Arthur Kennedy) trata de desenmascarar el verdadero rostro de Gantry. Además todo cambia cuando en su vida reaparece una antigua amistad (Shirley Jones), que hará que Gantry se tenga que enfrentar a demonios de su pasado, secretos hace tiempo enterrados, que convertirán su nueva vida religiosa en un auténtico infierno en la tierra. (FILMAFFINITY) "Película apasionante que radiografía a un personaje dibujado con trazos de maestro (...) Una obra maestra indiscutible, cima de la carrera de un cineasta comprometido, agresivo y turbulento." (Miguel Ángel Palomo: Diario El País). Burt Lancaster gano un merecido Oscar por su interpretación.

En mi caso Quisiera seguir percibiéndolo claro como cuando inicie el blog en diciembre del 2008, pues el árbol que quieren veamos nos impide ver el bosque y, no hay ni han habido “Brotes Verdes”. Los gobernantes y dirigentes, con la asistencia y soporte de sus defensores y valedores nos tienen sometidos en un embuste permanente con multitud de artimañas a cuál de ellas peor.

Hasta hoy mismo las autoridades de la UE, BCE, Comisión Europea, FMI y diferentes gobernantes y dirigentes de países de nuestro entorno, alababan los esfuerzos realizados y la valentía del gobierno español, aunque entre bastidores no han dejado de apretarnos la soga en el cuello cada día más. Ahora parece todo lo contrario por los mismos interlocutores, advirtiendo junto con los medios que nos viene el diluvio Universal según el editorial de El País, “Ajustes Fracasados”.

“Qué podemos hacer…” Desde luego, evitar la manipulación del ruido e iniciar cualquier acción, siempre será mejor que quedarnos con los brazos cruzados esperando a que los gobernantes resuelvan el grave problema que tenemos y seguiremos teniendo de no actuar en bien.

Fuente: Libro “Engañados por el azar” de Nassim Nicholas Taleb


2 comentarios:

Mark de Zabaleta dijo...

Un artículo magistralmente redactado, que sabe trasladar el verdadero fondo de la cuestión...saber comunicar con el pueblo!

Saludos
Mark de Zabaleta

Juan Bernardo montejb dijo...

Apreciado Mark, gracias por comentar y compartir. Efectivamente tu comentarios es correcto, además de suponer una invitación a la reflexión.

Un abrazo.
Juan Bernardo montejb