lunes, 9 de febrero de 2009

I Introducción a La piedra Filosofal

Tratar y analizar en profundidad los diferentes elementos esenciales con los que intentar aproximarnos lo más cerca posible a la esencia y naturaleza de cuanto se nos presente supone todo un reto y una experiencia única y maravillosa de aprender a interpretar y adquirir conocimientos.

Es esencial cultivar y desarrollar ciertas aptitudes y conocimientos. Todo logro obedece a una innata inercia que se despierta por cualquier causa y provoca una intención que es la semilla de la creatividad que se tiene que regar sin descanso con esfuerzo y tesón a lo largo de la vida con el aprendizaje y la asimilación.

Necesariamente la intención tiene que ser clara, firme y sincera, y supone, como principal reto personal, aceptar y prever por anticipado la debilidad de la propia arrogancia y los límites del conocimiento para mejor saber mirar, interpretar, aprender y actuar conscientemente.

Si somos conscientes de la limitación y barreras físicas de los sentidos y el cuerpo, respecto al pensamiento, el entendimiento y la interpretación, que proyectamos mediante el verbo, ya sea escrito o hablado, estaremos en condiciones de empezar a mirar, interpretar y aprender dejando para cuando mejor proceda actuar.

En otro aspecto, si somos conscientes de los muchos condicionantes de nuestra esencia y naturaleza, tanto genética como por la adquirida en nuestro entorno, estaremos en posición de interpretar.

Llegados aquí, se nos muestra en todo su esplendor el alcance de nuestras limitaciones y el infinito recorrido del conocimiento por el camino de la ignorancia, que además, está en movimiento por la interactuación de otros elementos y personas y caduca por el avance y el progreso.

Seguido llegamos al momento crucial de actuar y ver el resultado, en ocasiones de inmediato y en otras, a medio o largo plazo. Una vez andadas las etapas anteriores, siempre con una aproximación y mezcla de ingredientes, se puede decir con carácter general, que se requiere:

-una porción de conocimiento circunstancial y temporal, evaluable objetivamente,

-otra porción injustificable de naturaleza ininteligible del instinto, (lo que se llama sexto sentido),

-y otra de naturaleza imprevista como el azar o la concurrencia en el tiempo de la acción de quienes sean.

Añadir, para unos pocos listos: un observatorio y posición privilegiada y, un aprovechamiento al límite del conocimiento, medios disponibles y del entorno a cuenta de los menos favorecidos o en situación de inferioridad, la inmensa mayoría. (No hace falta señalar).

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