Todos los indicios apuntan en la dirección de que los gobernantes y dirigentes han decidido actuar como norma general, con improvisación como referente de actuación.
Las máquinas de hacer dinero están a toda velocidad, la bolsa, el petróleo, etc., empiezan a subir y el aleccionamiento de las élites de 2º nivel de los 5,5 millones de personal del tramo de privilegiados se están poniendo las pilas para conservar las prebendas, a costa de los efectos colaterales que sean, a cuenta de los 4.000 millones de personas que conformamos la clase media entre los límites de los privilegiados y los desahuciados.
Posiblemente, piensan y desconfían de la sociedad que todavía es inmadura e incontrolable en sus emociones y reacciones. Grave error de percepción y anticipación, entiendo y pienso que cometen. Pues, aún siendo cierto que las élites privilegiadas disponen de información de más calidad y un mejor puesto de observación, pasan por alto el fuerte sentimiento y motivación de las gentes por empezar de nuevo y si fuera necesario, hacer borrón y cuenta nueva, sin que sea necesario que se constituyan comisiones de la verdad.
La mayoría ya sabemos conscientemente con un poco de intuición o instinto para cuanto no llegamos a comprender, las limitaciones del conocimiento que caduca vertiginosamente y lo imprevisible de la mayoría de las consecuencias de actuar de cualquier manera, en especial a fuerza de la improvisación.
En este momento de la civilización, posiblemente crucial, el azar juega a nuestro favor y la velocidad y facilidad de comunicación y acción de las gentes puede deparar una aparente sorpresa, aunque se posponga o retrase artificiosamente con eslogan y publicidad.
La prueba de fuego posiblemente pase, porque en esta ocasión, espontáneamente, sin apenas necesidad de salir a la calle a montar una algarabía, se organice la acción civil y surja el nuevo camino.
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