lunes, 22 de junio de 2009

Pagar por trabajar

No es broma, en la sección de opinión del País, se expone “Trabajar gratis” entre las carcajadas de Karl Marx desde su tumba.

Puestos así, hace 8 meses exponía como propuesta, pagar por trabajar, cobrar por consumir, y así seguido un sin fin de contradicciones y disparates, a cuál de ellos más incierto en cuanto a resultados y evolución al plazo que queramos.

Mientras, miles de ciudadanos desahuciados, entre empleados, autónomos y pequeños y medianos empresarios arruinados, sin saber a quién acudir ni qué hacer ante el desastre.

Con todo, lo peor del problema, tanto o más que el dinero es, la angustia y desesperación por ni siquiera saber a dónde ir, qué y cómo hacer y qué podemos esperar de mañana?

Estar 2 – 3 meses más a la esperar de una ayuda la que sea, después de más de 12 meses de incertidumbre y desesperación, podría parecer irrelevante, si desde el primer momento que estallo la crisis se hubieran habilitado las medidas asistenciales muy importantes y necesarias de apoyo social y humano con psicólogos, sociólogos, pedagogos y demás profesionales necesarios en cualquier situación de desastre y precariedad de los ciudadanos como la actual, pues el problema no sólo es de dinero, en situaciones de desespero puede ser mucho más importante recuperar el aliento y encontrar el sentido de la vida perdida que cualquier otra acción.

Me gustaría invitar, a los agentes sociales, dirigentes y gobernantes a que demostraran que son capaces y pueden vivir dignamente como personas con cualquiera de las cantidades que propongan y además sin ninguna otra asistencia y apoyo profesional para paliar la situación dramática en que están los ciudadanos afectados.

Sin duda, todo cuanto se pueda hacer para superar la situación actual será poco en bien de fortalecer el ánimo de las personas para poder afrontar el futuro incierto que nos aguarda, mediante la participación en programas personalizados de actividades, ocupación y formación, previa evaluación de capacitación, aptitudes y preferencias, entre otras muchas pequeñas acciones generadoras de empleo y mantenimiento de la actividad de modo que permita a las personas recuperar la necesaria orientación.

Sólo se requiere un poco de voluntad y buen ánimo por parte de quién corresponda. Aunque bien pensado, posiblemente sea mucho pedir.

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