jueves, 18 de junio de 2009

¿Seremos las últimas víctimas?

Bien está preservar el sistema financiero, aplicar una fiscalidad equilibrada e intentar evitar con cuantas acciones sean necesarias que el sistema caiga a plomo y el caos se apodere de la situación y la sociedad en general.

Se quiere ampliar las competencias del estado y las instituciones supervisoras para los bancos y empresas, muy bien, que se haga como mejor se estime pertinente, pero desde luego, no a costa del sufrimiento de miles de familias durante no se sabe cuánto tiempo y menos aun, no pudiendo ofrecer certeza del resultado.

Se sigue queriendo actuar en las macros sobre las cosas, se habla de lo social y el mantenimiento de derechos de trabajadores, entre otros, quedando como accesorio lo esencial, que es, la salvaguarda de la dignidad y el respeto como seres humanos con escaso o ningún coste como víctimas.

Ahora bien, se sigue rechazando subir los salarios y prestaciones sociales directas a los ciudadanos, acorde a otros países similares a nuestro nivel, impidiendo el impulso que el consumo interno necesita, también se están impidiendo u omitiendo miles de actuaciones pequeñas sobre las personas con muy bajo coste económico y gran valor de integración social.

Se precisa actuar en primer orden para los seres humanos, siendo el nuevo sistema productivo la estructura organizativa a diseñar. El sistema financiero, entre otros, son los ingredientes necesarios del nuevo sistema productivo que tienen que estar al servicio de los ciudadanos y no al revés como se pretende, pues en el fondo, lo único que conseguirían es mantener el sistema caducado anterior, con más controles si se quiere, pero a un altísimo coste humano.

En el fragor de las medidas de los gobernantes y dirigentes, apenas se oye el clamor de los millones de víctimas de esta batalla con familias enteras, niños, ancianos, jóvenes y adultos de diferentes niveles sociales.

En las guerras convencionales las victimas mueren o caen mutiladas con multitud de secuelas personales, familiares y sociales, siendo el enemigo el país vecino u otro cualquiera.
En esta ocasión, con gran incertidumbre en el tiempo y en los resultados, las víctimas sufriremos multitud de penurias y secuelas de imprevisible comportamiento y reacción en el futuro, y curiosamente, el enemigo son las cosas que ha creado el hombre para su bienestar y progreso.

Cómo es posible, que millones de personas tengamos que sufrir, aunque sólo sea un día, por las cosas creadas por el hombre.

Sin duda, el ser humano está lejos de ser perfecto, y posiblemente así debe de seguir siendo, pero no es de recibo que sigamos la inmensa mayoría como en los tiempos de galeras.

Queda mucho por hacer, y en especial, los seres humanos en su mayoría, tenemos que alcanzar la madurez de la inteligencia y la consciencia, apreciando el verdadero valor y dimensión de la breve vida de cada cual.

La grandeza y libertad de pensamiento, aunado al aprecio del único y verdadero valor que significa la vida de los seres humanos es lo que nos diferencia de las bestias.

Llegados aquí, es razonable pensar, que ya somos mayoría los que somos conscientes de nuestras limitaciones y de la incertidumbre de las consecuencias de cualquier actuación, así pues, volveré a formular la pregunta del inicio:

¿Seremos las últimas víctimas?


http://lacomunidad.elpais.com/montejb/posts

No hay comentarios: