El País publica de Yolanda Monge, la noticia de que “El Estado regulará el tabaco en Estados Unidos”. - El Congreso da el visto bueno a la nueva ley que establece duras restricciones para vender y producir cigarros
Sin duda, dejar de fumar mejora significativamente la calidad de vida, y entre otros, se recupera el olfato y aumenta los sabores de la comida, amén de evitar los factores de riesgo asociado a dicha enfermedad, mal reconocida y negada por las autoridades sanitarias.
Es una hipocresía jurídico moral y todo un despropósito, a sabiendas y conocimiento de la grave enfermedad, las letales consecuencias y de la dificultad en dejar de fumar, que las cajetillas de tabaco inserten la advertencia y lleven impresa que; “Las Autoridades Sanitarias advierten: Fumar perjudica gravemente la salud y la de los que están a su alrededor… entre otros textos
Los daños físicos y otros a la población fumadora y la que están sometidas involuntariamente por la fuerza, además de la cuantiosa carga económica sanitaria es motivo más que suficiente para afrontar de verdad y en serio este grave problema de salud.
Al parecer, una de las claves que impiden dejar de fumar a los fumadores, son los más de 40.000 ingredientes y aditivos que los fabricantes añaden al tabaco en multitud de combinados saborizantes y olores como si de perfumes se tratara.
La gravedad sanitaria es tal, que se requiere una verdadera actuación y acción de Las Autoridades Sanitaria en ayudar a la población en general y al bolsillo de todos.
Subir de precio poquito a poco cada unos meses lo suficiente para que no dejen de fumar matando poquito a poco sin notarlo y encima perjudicando a los fumadores pasivos, no parece el procedimiento adecuado de Las Autoridades Sanitarias, empleando sin decirlo el hilo argumental que se emplea en las advertencias en los medicamentos.
Si la coartada asimilable que se emplea en los medicamentos en correcta, aunque discutible, entonces podemos convenir con la misma lo siguientes;
-Las Autoridades Sanitarias deberían de incluir en el proceso de fabricación del tabaco, la obligatoriedad de añadir un ingrediente, necesariamente secreto y sin antídoto, que produjera por ejemplo una alergia a los fumadores, estornudos continuos, lagrimeo, fiebre, dolor de cabeza o estómago, náuseas, etc., sin duda este ingrediente sería mucho menos nocivo y lesivo a corto y medio plazo que el tabaco, y permitiría reducir significativamente su consumo.
-Una normativa restrictiva parecida a la de EEUU, en cuanto impedir fumar en lugares públicos, etc., y que se dejaría la venta restringida en los establecimientos especializados de tabaco, es decir sólo se vendería en los Estancos.
Si el gobierno no hace nada en el asunto del tabaco es porque no quiere, pues en circulación vial hay hasta zonas azules y todo lo demás que ya saben los fumadores y lectores.
Mucho se puede hacer si se quiere. O acaso hay otras razones inconfesables?
Sería de agradecer la participación y una encuesta en El País a ver qué opinan los lectores.
http://lacomunidad.elpais.com/montejb/posts
Sin duda, dejar de fumar mejora significativamente la calidad de vida, y entre otros, se recupera el olfato y aumenta los sabores de la comida, amén de evitar los factores de riesgo asociado a dicha enfermedad, mal reconocida y negada por las autoridades sanitarias.
Es una hipocresía jurídico moral y todo un despropósito, a sabiendas y conocimiento de la grave enfermedad, las letales consecuencias y de la dificultad en dejar de fumar, que las cajetillas de tabaco inserten la advertencia y lleven impresa que; “Las Autoridades Sanitarias advierten: Fumar perjudica gravemente la salud y la de los que están a su alrededor… entre otros textos
Los daños físicos y otros a la población fumadora y la que están sometidas involuntariamente por la fuerza, además de la cuantiosa carga económica sanitaria es motivo más que suficiente para afrontar de verdad y en serio este grave problema de salud.
Al parecer, una de las claves que impiden dejar de fumar a los fumadores, son los más de 40.000 ingredientes y aditivos que los fabricantes añaden al tabaco en multitud de combinados saborizantes y olores como si de perfumes se tratara.
La gravedad sanitaria es tal, que se requiere una verdadera actuación y acción de Las Autoridades Sanitaria en ayudar a la población en general y al bolsillo de todos.
Subir de precio poquito a poco cada unos meses lo suficiente para que no dejen de fumar matando poquito a poco sin notarlo y encima perjudicando a los fumadores pasivos, no parece el procedimiento adecuado de Las Autoridades Sanitarias, empleando sin decirlo el hilo argumental que se emplea en las advertencias en los medicamentos.
Si la coartada asimilable que se emplea en los medicamentos en correcta, aunque discutible, entonces podemos convenir con la misma lo siguientes;
-Las Autoridades Sanitarias deberían de incluir en el proceso de fabricación del tabaco, la obligatoriedad de añadir un ingrediente, necesariamente secreto y sin antídoto, que produjera por ejemplo una alergia a los fumadores, estornudos continuos, lagrimeo, fiebre, dolor de cabeza o estómago, náuseas, etc., sin duda este ingrediente sería mucho menos nocivo y lesivo a corto y medio plazo que el tabaco, y permitiría reducir significativamente su consumo.
-Una normativa restrictiva parecida a la de EEUU, en cuanto impedir fumar en lugares públicos, etc., y que se dejaría la venta restringida en los establecimientos especializados de tabaco, es decir sólo se vendería en los Estancos.
Si el gobierno no hace nada en el asunto del tabaco es porque no quiere, pues en circulación vial hay hasta zonas azules y todo lo demás que ya saben los fumadores y lectores.
Mucho se puede hacer si se quiere. O acaso hay otras razones inconfesables?
Sería de agradecer la participación y una encuesta en El País a ver qué opinan los lectores.
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