El País publica en la TRIBUNA: GABRIEL JACKSON “Un cambio en el que podamos creer”
Sin duda el Sr Obama parece un dirigente respetable e inteligente, que pueda sortear la resistencia de las élites privilegiadas dependerá de la capacidad de encontrar los argumentos necesarios para convencer a los resistentes con actuaciones equitativas al menos a medio plazo.
Al final, al margen del factor esencial humano, sólo un aspecto condiciona el devenir de casi todo, a saber, el dinero y el protagonismo impropio que se le confiere. El dinero de los ingresos y pagos del Estado, las empresas y los ciudadanos para atender sus necesidades corriente y obligaciones contraídas o sobrevenidas.
Hay dos ingredientes a destacar de los anteriores, el beneficio de asegurar y mantener la calidad de vida de los ciudadanos y los beneficios empresariales, o sea crear e incrementar la riqueza del país. También existe el beneficio intangible de la sociedad en general, y que se logre motivar y dar ánimo a los ciudadanos con un plan de ocupación plena para todo el mundo.
Parece razonable, que empezando por los funcionarios y asimilados, estos cedieran una parte de su jornada y sueldo para compartir su empleo fijo e ingresos para toda la vida, y parecido, deberían de hacer las empresas y profesionales liberales respecto al margen y obtención de beneficios empresariales e ingresos personales. También debería de haber consenso en evitar fichajes deslumbrantes, sobresueldos, primas y recompensas de escándalo y asimilables, pues suponen una gran contradicción, además de toda una humillación que se realicen semejantes e innecesarios actos ostentosos en las circunstancias actuales.
Sin duda el Sr Obama parece un dirigente respetable e inteligente, que pueda sortear la resistencia de las élites privilegiadas dependerá de la capacidad de encontrar los argumentos necesarios para convencer a los resistentes con actuaciones equitativas al menos a medio plazo.
Al final, al margen del factor esencial humano, sólo un aspecto condiciona el devenir de casi todo, a saber, el dinero y el protagonismo impropio que se le confiere. El dinero de los ingresos y pagos del Estado, las empresas y los ciudadanos para atender sus necesidades corriente y obligaciones contraídas o sobrevenidas.
Hay dos ingredientes a destacar de los anteriores, el beneficio de asegurar y mantener la calidad de vida de los ciudadanos y los beneficios empresariales, o sea crear e incrementar la riqueza del país. También existe el beneficio intangible de la sociedad en general, y que se logre motivar y dar ánimo a los ciudadanos con un plan de ocupación plena para todo el mundo.
Parece razonable, que empezando por los funcionarios y asimilados, estos cedieran una parte de su jornada y sueldo para compartir su empleo fijo e ingresos para toda la vida, y parecido, deberían de hacer las empresas y profesionales liberales respecto al margen y obtención de beneficios empresariales e ingresos personales. También debería de haber consenso en evitar fichajes deslumbrantes, sobresueldos, primas y recompensas de escándalo y asimilables, pues suponen una gran contradicción, además de toda una humillación que se realicen semejantes e innecesarios actos ostentosos en las circunstancias actuales.
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